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Europa 16/08/2024

España: El riego a baja presión reduce hasta un 20% el costo energético

Un proyecto de Itacyl comprueba que reducir la fuerza en 1,5 kilos por centímetro cuadrado no merma la producción, pero sí la factura

Se puede regar con menor presión sin mermar la calidad ni la producción óptima deseada. Esa afirmación resume el objetivo del proyecto Rebapres (Experimentación en riego de baja presión y aplicación de nuevas tecnologías en los cultivos de regadío de Castilla y León) que ha desarrollado durante los tres últimos años el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl). El proyecto ha demostrado en cultivos como la patata, la remolacha y el maíz que bajar la presión del riego no merma la producción; al contrario, en algunos casos incluso ha subido.

Lo que sí que ha descendido, en función de la estimación empírica, es un 20% el coste energético, un aspecto al que no es ajeno la agricultura. De hecho, todas las actuaciones de regadío que se acometan deben diseñarse y planificarse con el objetivo de conseguir la mayor eficiencia energética posible.

«Lo que perseguíamos fundamentalmente es bajar los costes al reducir la potencia de instalación», explica Miguel Ángel García Turienzo, subdirector de Infraestructuras Agrarias de Itacyl, quien aclara que han trabajado con varias casas comerciales «con cuatro modelos diferentes contra uno estándar para, así, pasar de una presión en boquilla de 3,5 kilos por centímetro cuadrado a a 2».

Esos cuatro modelos de aspersores de baja presión han permitido la disminución de la presión en boquilla de los emisores de riego para así poder reducir la potencia de la instalación y el consumo energético, reduciendo en consecuencia los costes derivados del riego, además de un uso más racional del agua.

Los trabajos se han llevado a cabo en parcelas comerciales de cuatro agricultores pertenecientes a las comunidades de regantes del Canal de Tordesillas y del Canal de Riaza (Valladolid) y de Soto de Cerrato (Palencia).

En concreto, los ensayos se han materializado en parcelas destinadas a los cultivos de patata, remolacha y maíz, con idénticas condiciones de cultivo, pero con la variable del riego a baja presión. De este modo, se ha podido comparar el riego convencional utilizado en las zonas modernizadas con una presión en boquilla de 3,5 kilos por centímetro cuadrado frente a un riego a 2, «teniendo en cuenta, además, los marcos de colocación de las coberturas en las nuevas zonas modernizadas (18 por 18m)», explican desde Itacyl

«Ese 1,5 de reducción supone menos energía para dar presión, eso son kilovatios», insiste el subdirector. «El objetivo era comprobar si utilizando estos estándares podías demostrar que no se reduce la producción y en patata, incluso, las producciones han sido mayores».

Respecto al ajuste de las condiciones de los ensayos y mantenimiento de los cultivos, han sido los agricultores colaboradores los que se han encargado de realizar las diferentes labores de control fitosanitario, de mantenimiento del suelo y de mantenimiento general de los cultivos durante el ciclo vegetativo, garantizando idénticas condiciones en los ensayos comparados. «Se trata de un ensayo experimental, lo bueno es que lo hacen los agricultores orientándoles», matiza García Turienzo.

Ya hay comunidades y particulares que usan este sistema. «Lo tienen que ver y aceptar los regantes»

Por otra parte, en lo que al consumo de agua se refiere, Miguel Ángel García aclara que en esta ocasión la meta del proyecto era otra y lo que han visto es que el sistema «tiene buena eficiencia, no se perseguía el ahorro». Cuando se aplica menos presión. lo que se observa es que se riega de una forma más difuminada, con menos agua, con gotas más gordas, pero la cantidad de agua es la misma.

Del análisis realizado, en lo que respecta a los resultados de producción obtenidos, tanto en los ensayos de patata y remolacha como en las parcelas de maíz, fueron «muy satisfactorios», valoran desde Itacyl, «ya que la diferencia de presión en el riego, no tuvo repercusión en el rendimiento final de los cultivos, siendo en todos los ensayos muy similar, incluso en algunos caso mayor en la baja presión».

Los resultados

En los gráficos facilitados por Itacyl se aprecia cómo en las parcelas de maíz en 2021, con el riego a baja presión se obtuvieron 13,71 toneladas por hectárea, mientras que en convencional se situó en 10 toneladas. En 2022, la baja presión arrojó un resultado de 11,36 toneladas y la presión convencional 11,23. En 2023, en el primer caso fueron 10,37 y en el segundo, 14,29.

El caso más significativo es el de la patata, que en 2021, con el riego a baja presión, dejó unos datos de 52,17 toneladas por hectárea, frente a las 45,93 del otro sistema. En 2022, los datos fueron de 54,58 frente a 53,33 y en 2023, de 55,10 a 50,94. En todos los casos, con mayor o menor margen, la baja presión dejó mejores datos de producción.

Por último, en el cultivo de remolacha en 2021, con el riego a baja presión se obtuvieron 94,80 toneladas frente a las 93,85 de la presión convencional. En 2022, la diferencia fue de 96 toneladas frente a 95 y en 2023, el dato fue más acusado, con 96,71 toneladas por hectáreas con riego a baja presión y de 81,03 toneladas en convencional.

Sobre la aplicación de este sistema a los regadíos que actualmente ya están modernizados, García Turienzo comenta que «no es lógico adaptar porque ya tienen hecha la dimensión, está pensado para nuevos proyectos de modernización donde tienes que dimensionar con menos presión».

Trabajos similares ya se han llevado a cabo en otras zonas, como Zaragoza, y «en maíz está comprobado bastante bien; en patata todos los años se ha visto más producción con la baja presión que con la convencional, ahora lo que vamos a intentar es ensayar con algún cultivo más». Pero el subdirector de Infraestructuras Agrarias de Itacyl deja claro que «lo tienen que ver y aceptar los regantes, ya hay comunidades y particulares con aspersores a baja presión».

Los sensores

Para el desarrollo del ensayo se han tenido que instalar en campo sensores específicos para agricultura que miden parámetros de suelo, clima, planta y agua y envían de forma inalámbrica datos de pluviometría, presión, velocidad del viento, humedad de suelo. «Todos los datos enviados por los sensores y recogidos por el sistema, han servido para evaluar y analizar diariamente el riego y sus condiciones y sobre todo poder optimizarlo», concluyen desde Itacyl. Los responsables del ensayo son Celia Mínguez González, Santiago Marcos González y Onésimo del Río Rodríguez, técnicos de la Subdirección de Infraestructuras del Instituo Tecnológico.

La superficie declarada en la PAC se mantiene estable en España

Un total de 598.151 agricultores y ganaderos han presentado la solicitud única de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) para 2024, segunda campaña en la que se aplica el Plan Estratégico Nacional 2023-2027. Estas solicitudes comprenden cerca de 22,2 millones de hectáreas declaradas, superficie que se mantiene estable en las últimas campañas, según los datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.«Este dato es indicativo del mantenimiento de la actividad económica y medioambiental que desempeña el sector agrario en España, así como de su mayor profesionalización», añaden estas mismas fuentes. El análisis deja más datos y es que se mantiene la tendencia de los últimos años de reducción del número de explotaciones agrarias que solicitan las ayudas, que en esta ocasión ha sido de un 3,9% con respecto a la campaña anterior. Hay menos explotaciones solicitantes, pero las explotaciones son de mayor dimensión.

El importe total de las ayudas directas para la campaña 2024 asciende a 4.882 millones de euros, que las comunidades autónomas podrán abonar en forma de anticipos a partir del 16 de octubre, y que serán pagados en su práctica totalidad, como máxcimo, el 30 de junio de 2025.Del total de solicitudes, 63.018 corresponden a Castilla y León, lo que supone casi un 4% menos respecto a 2023. Pero al igual que sucede en el conjunto del país, la superficie total declarada se mantiene, situándose en una cifra cercana a los 5,3 millones de hectáreas.

Fuente: salamancahoy.es


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