España (Galicia): La patata gallega afronta una cosecha marcada por las lluvias de la primavera
La competencia exterior también condiciona la producción en A Limia y Bergantiños

La patata made in Galicia es un manjar presente desde hace siglos en las mesas de la comunidad. Como plato principal o como guarnición, en una tortilla jugosa o al lado de un buen chuletón, la patata es querida por casi todos. Pero antes de llegar a nuestras cocinas, recorre un largo camino: un ciclo de siembra, crecimiento y recogida que garantiza su calidad y sabor inconfundibles.
La comarca de A Limia encara una nueva campaña de este alimento con cierto retraso respecto a lo habitual. El presidente de la Asociación de Productores de Pataca da Limia, Amador Díaz, explica que la primavera, marcada por la lluvia, condicionó los plazos de siembra.
"Foi un ano complexo pola cantidade de choiva que caeu en toda a primavera. Ata o 10 de maio apenas había sementadas, cando o normal é empezar en abril", apunta el experto.
Ese retraso ha provocado que buena parte del cultivo esté aún en ciclo de producción, lo que retrasará la recolección principal "ata finais de setembro ou incluso outubro" en la mayor parte de los casos.
A pesar del inicio complicado, las altas temperaturas del verano no han afectado gravemente gracias al sistema de riego. De hecho, se puede considerar que la sequía tuvo un efecto positivo para la patata. "Ao non haber chuvia practicamente non houbo incidencia de pragas, polo que se agarda unha boa conservación", añade Díaz.
En cuanto a superficie, se mantienen las 3.500 hectáreas habituales en A Limia, con una producción que suele rondar los 120 millones de kilos.
El mercado internacional, un reto añadido
Uno de los grandes temores de los productores está en la evolución del mercado, según explica Díaz. La entrada de patata francesa y de otros países está ralentizando la salida del producto nacional.
"A nivel de hoxe hai un retraso no consumo da pataca española. Esperamos que non acabe repercutindo nunha caída de prezos", advierte Díaz, que, a su vez, confirma que el precio seguirá semejante a la campaña de 2024.
Otro de los temas más preocupantes es el competir con Marruecos o Israel. Como bien dice Amador, resulta difícil: "Xogan noutra liga, utilizan produtos que aquí non están autorizados. Nós vendemos seguridade e calidade, avalados pola denominación de orixe". La IXP Patata de Galicia se presenta, así, como un factor clave para diferenciarse.
Bergantiños: menos calibre y cosecha adelantada
En la comarca de Bergantiños, los productores de Coristanco atraviesan un escenario parecido. Las lluvias de primavera retrasaron las siembras y obligaron a juntar variedades tempranas y tardías. "O estrés reduciu o ciclo da planta e impediu que alcanzara un calibre adecuado", explica Juan Ramón Sanjurjo, presidente de los productores.
La recogida comenzó hasta dos semanas antes de lo previsto, pero con tubérculos de menor tamaño y peso. "Estamos apañando moito antes… e por enriba as patacas teñen menor calibre e menor peso", confirma Sanjurjo, que espera que a finales de septiembre todas estén recolectadas.
En cuanto a rendimientos, las estimaciones son inferiores a las de otros años, aunque no se atreve a dar cifras exactas. Sanjurjo sí comenta que "nun ano bo" en Coristanco recogen unos 20.000 kilos por hectárea por campaña.
Un futuro con desafíos estructurales
Más allá de la meteorología y del mercado, el relevo generacional y el minifundio marcan el futuro del sector en toda la comarca de Bergantiños. "Os pequenos produtores que son xente maior cada vez hai menos, e os que quedamos especializámonos máis", reflexiona Sanjurjo. El problema: las fincas pequeñas y dispersas elevan los costes y complican el control del cultivo.
El sector afronta, así, una campaña con luces y sombras: buenas expectativas de conservación en A Limia, pero con producciones más limitadas en Bergantiños y una incógnita en el mercado que será decisiva para los precios de un manjar que no falta en ninguna cocina de Galicia.
Fuente: galiciae.com