España: Las patatas de Salamanca, en las mejores manos

Las primeras luces del alba son testigos de la llegada de la cuadrilla de temporeros a la parcela designada para ese día en el término municipal de Cantalpino. Cada uno de sus 15 miembros conoce perfectamente la tarea a realizar para ir sacando las patatas a ras de tierra en cada uno de los cerros.

Doblar la espalda durante horas para ir cargando los tubérculos en grandes cubos de goma negra y desde ahí ir rellenando los sacos requiere una agilidad y un esfuerzo físico prácticamente innatos en los temporeros que, en su mayor parte, proceden de los países de Europa del Este.

“Llevamos más de diez años viniendo a esta zona a sacar patatas, algunos vivimos todo el año en España y otros van y vienen para hacer las temporadas de patatas, uvas o lo que vaya saliendo”, explica uno de ellos.

El calor es su peor enemigo y en jornadas con los termómetros batiendo récords como las que se vienen dando en las últimas semanas es necesario agilizar la labor al máximo. “Empezamos sobre las 6:30 horas hasta las 12:00 aproximadamente”, comentan los temporeros.

Mientras las largas hileras de sacos se pierden en el horizonte con la torre parroquial de Cantalpino al fondo llega el momento de que otros miembros de la cuadrilla vayan cargando la producción en el remolque del tractor para llevarla, en este caso, a la cooperativa.

“En esta época contamos siempre con la cuadrilla porque la piel de la patata es muy fina y no se puede arrancar con máquinas para evitarle daños que impedirían su venta en el mercado”, afirman los agricultores.

La experiencia de los temporeros permite desarrollar el trabajo con eficacia y agilidad en unos días claves para los productores por los buenos precios.

Varios pueblos de la comarca de Peñaranda, especialmente de la zona de Las Villas, reciben también estos días a otros temporeros en busca también de trabajo por lo que desde los CEAS de la Diputación provincial se vuelve a activar el protocolo de actuación en coordinación con los respectivos ayuntamientos.

Atención sanitaria, alimentos y productos de higiene son, por lo general, lo que piden los temporeros, muchos de ellos incluso acompañados por niños de corta edad que se quedan en los pueblos al cuidado de las mujeres más jóvenes.