España (Salamanca): Desastrosa campaña con el 60% de la cosecha de papa aún en la tierra
«La patata de calidad se carga, pero la otra no se quiere». El precio no cubre costos y hay dificultades con los contratos

La situación ahora mismo en el sector de la patata la describen los propios agricultores como «catastrófica» en Salamanca. El precio ha caído aún más en la última semana y, en general, la variedad agria, que es referencia de precio alto en el mercado, ha bajado de los 20 céntimos el kilo de la pasada semana a los 16 de últimas operaciones. Gran parte de las variedades se comercializan estos días en esta provincia entre los 7 y los 10 céntimos y el precio obtenido por el agricultor está en la mayoría de casos por debajo de los costes de producción.
En cuanto a los contratos, de momento lo que se mira es que la patata cumpla con los parámetros fijados para abonar la cantidad acordada, que se había cerrado, aunque en función de variedades, en torno a los 20 céntimos el kilo. El problema es que hay acuerdos verbales que ahora no son fáciles de demostrar. Los almacenistas suelen atender a sus clientes y comprarles el producto pero, debido a la falta de demanda, en general tienen dificultades para dar salida a producciones de otros en un mercado tan parado.
Julián Palomero, conocido almacenista de Salamanca, resume la situación actual en que «la patata de calidad se carga al precio al que valga en el mercado, y la que no tiene calidad, a cero: no se quiere». En cuanto a los contratos, defiende que «se cumplen», pero con el requisito de que la patata tenga la calidad. En este sentido, es un año complicado en calidad por la siembra tardía y las condiciones meteorológicas.
Óscar Mateos, agricultor que cultiva en torno a 200 hectáreas, empieza ahora una semana clave de arranque de patata, como otros agricultores, que ven que queda un mes para la recogida antes de la posible llegada de los hielos. Tiene claro que se cosecharán primero las tierras con patatas de calidad y después, las que están en peores condiciones, que se dejarán para el final. No se prevé que la campaña total termine hasta noviembre.
«La gente pensó que iba a seguir valiendo la patata y se ha echado la manta a la cabeza», señala Óscar Mateos, en relación a las hectáreas cultivadas. En Salamanca, se han sembrado 3.700 (según el avance de superficies y producciones de cultivos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación publicado en mayo) por las 3.319 de la campaña pasada y las 2.733, de la de 2023. El precio había acompañado en los últimos años y fue de media en Salamanca de 32 céntimos el kilo en 2024, de casi 30 en 2023 y de 34,5, en 2022, según el Observatorio de Precios de Castilla y León publicado por la Junta.
La producción de patata es alta, con cosechas récord en China o India, y los países lo que piensan es en exportar, sin que haya grandes posibilidades por la alta competencia, con Francia como protagonista y Egipto y Turquía apretando. En el mercado nacional existe además producción de Castilla y León, ahora sobre todo con Salamanca y León en arranque, pero también de otras provincias, además de Galicia. Portugal sí compra en Salamanca pero también directamente de Francia.
Esta situación de baja demanda lleva a adelantar el almacenamiento de patata algo que, por ejemplo, hará la cooperativa Aranpino, gran productora en Salamanca, que prevé en breve guardar y trabajar para ello en el arranque solo por las mañanas para aprovechar las bajas temperaturas. También el agricultor Óscar Mateos, que se dedica además a la comercialización, es otro de los que empezará a almacenar. Espera que en enero o febrero haya subido algo el precio con la previsible disminución de oferta. Esta semana repitió la Lonja de León a 160 euros/tonelada en el caso de la agria.
Debido a esta situación también se apunta a que quede patata en la tierra, sin recoger, porque el precio de hacerlo no le compense el arranque al agricultor. Ahora el coste de cosechar a mano la patata se sitúa en torno a los 4 céntimos de euro por kilo, aunque en este momento la mayoría cosecha con máquina, con un coste aproximado de 2. El gasto de cultivar una hectárea de patata es variable y lo estiman entre 6.000 y hasta 10.000 euros por hectárea. Al bajo precio se une que, además, este año las producciones son bajas, de en torno a los 40.000 kilos pero en ese 40% que puede estar cosechado.
Los agricultores necesitan agua para arrancar la patata en las mejores condiciones y la dificultad ahora está en el fin de la campaña de riego el pasado 30 de septiembre y la imposibilidad de disponer de agua para cultivos, aunque depende de lo que hayan decidido y solicitado las comunidades. En algunas, como Villagonzalo, podrán regar hasta el próximo 15 con la autorización de la Confederación Hidrográfica del Duero y después la intención es solicitarla días, también depende de si entonces llueve o no. En el caso de Villoria, su presidente, Emilio Barbero, ya ha advertido a los agricultores que habrá agua esta semana y la próxima. «La gente está avisada», señala, y asegura que no está previsto darla más días. En esta comunidad, de 5.100 hectáreas, queda en torno al 60% de la superficie destinada a patata sin arrancar. «Se mete de fuera y está derrotando el precio», lamenta Emilio Barbero. «Está ahora mismo muy por debajo del coste», añade.
Fuente: lagacetadesalamanca.es