España: La venta de pataca gallega con sello de calidad repunta un 50 %

Si la venta del mejor tubérculo amparado por el consejo regulador llegó hace una década a rondar los ocho millones de kilos, el descenso en la producción, la reducción del número de productores y la caída en las transacciones habían provocado el desplome hasta los cuatro en las últimas campañas. Este año, la cifra definitiva será de seis millones de kilos.

El presidente del consejo regulador, Guillermo Budiño, expuso que la campaña «hay que calificarla de fantástica. Se han vendido casi 1,8 millones de kilos más que en el 2017». Explicaba también que sigue aumentando el número de agricultores inscritos en el sello de calidad. Budiño atribuyó este incremento al mantenimiento del prestigio de la patata gallega, a la alta calidad de la cosecha del año pasado (comercializada hasta este mes) y a los convenios con grandes marcas distribuidoras como Eroski alcanzados en los últimos tiempos.

«En esta campaña no hemos tenido ninguna reclamación o queja por la calidad de la patata comercializada. Es muy destacado que vayamos recuperando las cifras de venta de las épocas de bonanza económica y que toda la patata disponible se haya comercializado», aseveró Budiño.

El Consello Regulador espera que en breve plazo las autoridades europeas den el visto bueno definitivo a la modificación de los estatutos del organismo para incluir a toda la comunidad autónoma y no solo a tres subzonas (A Limia, Bergantiños y Terra Chá-Monforte) como zona de producción reconocida. Además, el nuevo reglamento posibilitará añadir dos nuevas variedades: la fina de Carballo y la agria, que se sumarán a la kennebec. La previsión a medio plazo es que el tubérculo con indicación protegida pueda rondar los 10 o 12 millones de kilos vendidos.