España: La patata en Andalucía con secretos de un cultivo que alimenta todo el año
Andalucía es una de las principales regiones de España en la producción de patata, con unas 8.200 ha dedicadas a este cultivo.
Gracias a su clima favorable, la comunidad puede ofrecer tubérculos prácticamente durante todo el año, destacando Sevilla como la provincia con mayor superficie cultivada (51,3 % del total andaluz), seguida por Cádiz (19,8 %), Málaga (9 %) y Granada (8,7 %), según datos de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural y el ESYRCE.
En Andalucía, la fecha de siembra define cuatro tipos de patatas: Extratemprana, Temprana, de Media Estación y Tardía. De estas, la patata Temprana es la más importante, representando el 61 % de la superficie sembrada, seguida de la patata de Media Estación, con un 21 %, según informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF).
La patata Temprana se siembra entre diciembre y enero y se cosecha entre abril y junio, mientras que la Extratemprana, cultivada bajo plástico, puede recolectarse un mes antes. Estas prácticas permiten que Andalucía sea una región clave para abastecer los mercados nacionales e internacionales con patatas de calidad.
Requerimientos agronómicos del cultivo
La planta de la patata requiere temperaturas entre 13 °C y 18 °C para un desarrollo óptimo, siendo sensible tanto al frío como al calor excesivo. Además, la luz juega un papel determinante: días cortos favorecen la tuberización, mientras que días largos estimulan el crecimiento vegetativo. Sin embargo, las variedades pueden tener distintas respuestas al fotoperiodo.
El suelo también es un factor clave. Se recomienda que sea franco o franco-arenoso, con un pH entre 5.5 y 8, y que esté libre de piedras u obstáculos que interfieran con el desarrollo de los tubérculos. La preparación del terreno debe incluir un buen mullido y aireado, además de realizar análisis previos para ajustar las necesidades de fertilización.
La densidad de plantación varía entre 30.000 y 60.000 tubérculos por ha, dependiendo del tamaño del tubérculo y la distancia entre ellos. Se suelen utilizar surcos de 70-80 cm de ancho, con una separación de 25-40 cm entre plantas y una profundidad de siembra de 10-20 cm.
Manejo del cultivo y protección fitosanitaria
Antes de la siembra, es recomendable realizar un abonado de fondo ajustado a las necesidades del cultivo, basándose en los análisis de suelo para determinar las cantidades óptimas de nitrógeno, fósforo y potasio. Una vez sembrado, y antes de la emergencia del cultivo, es aconsejable aplicar herbicidas autorizados para el control de malas hierbas.
ASAJA Sevilla informa de la importancia de la consulta a técnicos especializados para optimizar el manejo del cultivo y garantizar una producción rentable y sostenible. Estas prácticas contribuyen a mantener la competitividad de Andalucía como una región líder en la producción de patata en España.
Fuente: agrodigital.com