España: ¿Cómo afecta el cambio climático al cultivo de patatas?
El calentamiento global plantea un desafío importante para la producción de alimentos en buena parte del planeta
Los efectos del cambio climático están ya planteando un desafío importante para la producción de alimentos en muchas zonas del planeta. Las temperaturas más elevadas, el aumento de los niveles de dióxido de carbono y la disminución de la disponibilidad de agua afectan a productos agrícolas de importancia mundial como el trigo, el maíz, el mijo, el sorgo, el arroz o la patata, que son base de la alimentación de miles de millones de personas.
En el caso de los cereales, en un escenario sin medidas de adaptación las pérdidas en el rendimiento mundial de los cultivos se sitúan entre el 7% y el 23%, según un estudio publicado hace unos meses. En el caso de la patata se ha comprobado que los efectos del calentamiento global y el aumento del CO2 atmosférico son diferentes para las de primavera y las de verano.
Un estudio que acaba de publicarse en la revista ’Potato Research’ representa un hito significativo en la comprensión de cómo el calentamiento global está afectando los cultivos de patata y recoge resultados sobre la respuesta de las patatas de primavera y de verano al cambio climático.
Pero el estudio, realizado en Corea del Sur por científicos del Centro Leibniz de Investigación del Paisaje Agrícola (ZALF) y la Universidad Tecnológica de Brandenburgo Cottbus, no solo investiga los efectos del calentamiento global en el cultivo de la patata, sino que presenta estrategias de adaptación que podrían ser aplicables en otras regiones del mundo.
"Los resultados muestran que el efecto de fertilización con CO2 puede compensar los efectos negativos del aumento de las temperaturas e incrementar el rendimiento de las patatas de primavera hasta en un 60% si se ajustan los tiempos de plantación", explica Yean-Uk Kim, autor principal del estudio.
Fertilización por CO2
El efecto de fertilización por CO2 describe el fenómeno según el cual mayores concentraciones de este gas de efecto invernadero en la atmósfera pueden mejorar el rendimiento fotosintético de las plantas, lo que se traduce en un crecimiento más rápido y mayores rendimientos, cosechas más abundantes.
Los resultados del estudio, fruto de una meticulosa investigación, demuestran asimismo que, en condiciones de cambio climático leve, resulta positivo modificar las estrategias habituales: plantar antes las patatas de primavera aumenta la producción.
En condiciones de cambio climático más severas, a la vista de los datos recabados, los investigadores sugieren la obtención de variedades de primavera resistentes al calor como la mejor estrategia de adaptación.
En el caso de las patatas de verano, según los resultados del estudio, hay que centrarse en aumentar la tolerancia a las altas temperaturas, buscando las variedades adecuadas, independientemente del escenario climático.
"Nuestros resultados son importantes para desarrollar estrategias de seguridad alimentaria a largo plazo y prácticas agrícolas sostenibles", afirma Kim. "Este es un ejemplo de cómo las combinaciones de modelos agrícolas y climáticos pueden contribuir al desarrollo de estrategias regionales de adaptación eficaces" para conseguir mejorar las producciones, añade.
Como próximo paso, los investigadores están estudiando cómo afectará a la producción agrícola el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, que no se incluyeron en el estudio actual, para comprender mejor las dificultades a las que se enfrentan los agricultores debido a esos otros efectos del cambio climático y proporcionar también para esos casos estrategias de adaptación más eficaces, y así contribuir a garantizar la seguridad alimentaria en el futuro.
Nuevas variedades de cultivos
¿Cuáles fueron las conclusiones del anterior estudio de estos investigadores, centrado en los cereales? Parecidas a las de esta última investigación. "Los efectos negativos del cambio climático sobre los rendimientos de cereales en latitudes más altas (áreas más frías) podrían compensarse o incluso revertirse mediante la fertilización con dióxido de carbono y opciones de adaptación", señalaron los autores.
Advierte, no obstante, que esta solución requeriría "importantes inversiones y recursos", por ejemplo "en infraestructura de riego y disponibilidad de agua". Según los autores del estudio, estas adaptaciones podrían aumentar el rendimiento del trigo en latitudes más altas hasta en un 40%.
En latitudes más bajas, y por lo tanto en zonas más calurosas, la fertilización con dióxido de carbono es menos beneficiosa. De tal manera que el riego y el manejo de nutrientes son probablemente las opciones de adaptación más efectivas.
Indicaron, asimismo, que los cultivos de mijo y sorgo, que a menudo se pasan por alto en otros estudios en favor del trigo, el maíz y el arroz, son "importantes para la seguridad alimentaria en algunas partes de África". Por lo tanto, resaltaban la necesidad de "estudios experimentales y de modelización más específicos para obtener una comprensión más clara de su respuesta al cambio climático".
Además, los autores identificaron el desarrollo de nuevas variedades de cultivos como uno de los pasos clave para mitigar los efectos adversos del cambio climático en el rendimiento agrícola.
Fuente: diariodemallorca.es