Bolivia: Mujeres de Sorata descubren las claves de la semilla de papa

Hace cinco años, los pobladores de Millipaya, una comunidad del municipio de Sorata de la provincia Larecaja, estaban hartos de los fallidos intentos de apoyo de las instituciones que visitaban la región y prometían desarrollo. El problema era simple, no podían producir semillas de papa y nadie podía ayudarlos.

Pero este año 2017, los pobladores   ya lograron  producir este alimento    y  vendieron más de 800 quintales de semilla de papa.  

¿Cómo lograron su éxito? Todo empezó cuando la Pastoral Caritas prometió ayudarlos  el año 2015. Primeros los pobladores  se mostraron reacios. Isabel Mamani recordó  que por esos tiempos producía hortalizas para su consumo y lo que sobraba lo vendía para comprar semilla de papa de Achacachi, municipio ubicado en  la provincia Omasuyos. Ya por esos tiempos se preguntaba por qué las papas que producía su tierra no se podían convertir en semilla. 

Cuando llegó Caritas, con el apoyo de la fundación Ayuda en Acción, los comunarios  se animaron a contar una de sus principales inquietudes: producir la semilla de papa.   “Primero hicieron un análisis de suelo que dio resultados positivos”, sostuvo  Benita Ávalos.

Ese año se afiliaron alrededor de 150 personas a la Asociación Integral   de Productoras Agropecuarias Semilleras de Papa de Huari Humaña (Aipasphu). De ese número sólo quedan  15 personas, 14 de ellas son mujeres. “La mayoría son madres que sostienen a toda una familia o mujeres que tienen la ayuda de sus esposos para transportar las semillas”, dijo  Ávalos.

Todavía emocionada, la mujer recordó que  los expertos les informaron que la  tierra era apta para producir semilla. Entonces, las sorañetas se fijaron una meta: comercializar el producto y librarse de los intermediarios. Primero trajeron semilla base de Cochabamba, en dos años aprendieron sobre suelos, formas de sembrar, clases de semilla, medidas, técnicas naturales para fortalecer el suelo y sobre insecticidas naturales.  “Antes sembrábamos por pejtu, no sabíamos sembrar surco. Después hicimos la prueba con surco”, contó Ávalos. 

En un inicio los resultados no fueron los esperados, pero perseveraron.  Para las productoras, la semilla de papa fue un éxito, pero también se animaron a producir  hortalizas.  Y empezaron a usar abono y úrea para la tierra y comenzaron a utilizar jabón y orín  para lidiar con las plagas. 

De la producción precaria, los comunarios  pasaron a cosechar  papa hasta tres veces al año. Ávalos contó  que antes vendían la papa por saquillos, hoy comercializan este alimento por quintales.

Isabel es la dirigente de la asociación y dedicó todo su tiempo a este proyecto.   Es respetada por sus compañeras y  “hermanas de Sorata”.  “Al año hay que comprar cepa de Cochabamba”, dijo sonriente.  Y es que la  semilla de papa para el este año 2018 ya está sembrada y garantizada.  

Una de las cosas que doña Isabel no olvidará es la primera vez que vendieron sus semillas.  “Los billetes eran nuevos, ni siquiera estaban doblados”,  comentó contenta.  Es por todo ese logro que las otras integrantes se encuentran  motivadas  para  continuar con la asociación, “Ahora ven los resultados y más quieren trabajar”, aseguró.