Brasil: El calor extremo y La Niña desafían a la agroindustria de la papa en el 2026
La agroindustria brasileña inicia su planificación para el verano de 2026 con una nueva alerta climática: se pronostica un período marcadamente caluroso.
Según información de Meteored , incluso con la declaración de La Niña, se espera que el fenómeno tenga poca influencia en las condiciones meteorológicas del país durante el trimestre de enero a marzo.
El análisis indica que La Niña se encuentra en una fase débil y tiene fecha de vencimiento, con proyecciones que indican su fin entre enero y marzo debido al significativo calentamiento del océano. Por lo tanto, el factor determinante para la temporada será la clara tendencia de calor superior a la media en prácticamente todas las regiones, con anomalías de temperatura más intensas en Rio Grande do Sul y partes del Nordeste. Este escenario, sumado a la expectativa de precipitaciones cercanas a la media (o incluso ligeramente reducidas en el sur), crea un entorno de máxima alerta para el sector productivo.
Los riesgos de un verano caluroso para los cultivos.
El predominio de altas temperaturas, combinado con una tendencia de las precipitaciones a ser cercanas a la media (o incluso ligeramente reducidas en el sur), crea un entorno propicio para el estrés hídrico y térmico en los cultivos.
- Pérdidas de productividad: Los cultivos sensibles al calor y la escasez de agua, especialmente durante fases críticas de desarrollo como la floración y el llenado de grano, pueden sufrir pérdidas significativas de productividad. Cereales como la soja y el maíz , y plantas perennes como el café y los cítricos , son particularmente vulnerables al aborto floral y a la reducción del potencial de rendimiento en condiciones de calor extremo.
- Precipitaciones irregulares y bloqueo atmosférico: Meteored indica que las temperaturas estables en el Atlántico Sur podrían reducir la disponibilidad de humedad y energía para la formación de sistemas de lluvia, lo que favorece la aparición de bloqueos atmosféricos . Estos bloqueos actúan como "tapones" en la atmósfera, concentrando el calor y dificultando la llegada de frentes fríos y lluvias generalizadas, aumentando así la irregularidad de las precipitaciones.
- Alta demanda de agua: El calor intenso aumenta la tasa de evapotranspiración, lo que incrementa la demanda hídrica de las plantas y el suelo. Incluso con precipitaciones medias, las altas temperaturas pueden anular el beneficio de las precipitaciones, lo que requiere sistemas de riego más eficientes.
La Niña débil: variaciones regionales inciertas
A pesar de ser un fenómeno de La Niña débil que se prevé que finalice entre enero y marzo, sus efectos regionales tradicionales merecen atención:
- Región Sur: La principal preocupación reside en el sur, donde La Niña, incluso débil, podría provocar una ligera reducción de las precipitaciones en un verano ya de por sí caluroso. La combinación de menores precipitaciones y calor extremo supone un alto riesgo para los cultivos de cereales de la región.
- Región Norte: La tendencia es de un ligero aumento de las precipitaciones , escenario que, en exceso, también puede generar problemas logísticos y retrasos en las cosechas.
- Centro-Oeste y Sudeste: Estas regiones tienden a permanecer en condiciones de precipitaciones cercanas a lo normal, pero el calor superior a la media será el principal factor de estrés.
Riesgo focalizado: Patatas bajo estrés térmico en verano.
El cultivo de papa es muy sensible al calor extremo, siendo el aumento de las temperaturas uno de los mayores desafíos para los cultivos de verano en Brasil. Su desarrollo óptimo, en particular el proceso de tuberización (formación de la papa), se produce en rangos de temperatura del suelo relativamente bajos.
El escenario de calor superior al promedio proyectado por Meteored representa un riesgo significativo. Las temperaturas elevadas en la zona radicular inhiben la tuberización y, de persistir, pueden provocar una reducción significativa de la productividad , lo que resulta en la formación de menos tubérculos y una disminución del tamaño promedio. Además, el estrés térmico suele provocar defectos y desigualdades en la cosecha. Algunos ejemplos incluyen problemas fisiológicos como la "punta de cigarro" (un crecimiento secundario indeseable) y otros trastornos que, en última instancia, comprometen la calidad y el valor comercial final del producto.
Para empeorar las cosas, el calor y la humedad irregular propician el aumento de enfermedades causadas por hongos y bacterias, lo que requiere un control fitosanitario más riguroso y costoso. Por lo tanto, para los productores de papa, el verano de 2026 exigirá un manejo aún más meticuloso del riego y la cobertura del suelo, con el objetivo de mitigar el calentamiento en la zona radicular y garantizar la salud del cultivo.
Estrategias de adaptación para la agroindustria.
Ante este escenario de verano caluroso y precipitaciones inciertas, las consignas en el agronegocio son adaptación y tecnología.
Es crucial que los productores rurales adopten el Monitoreo y la Planificación Regionalizados . Esto implica seguir de cerca los pronósticos a corto plazo, ajustando el calendario de siembra y las prácticas de manejo a las condiciones microclimáticas de su municipio, como ya lo recomienda el análisis de Meteored.
La gestión inteligente del agua se vuelve fundamental para combatir el estrés hídrico causado por el calor. En este contexto, invertir en tecnologías de agricultura de precisión para optimizar el uso del agua, como el monitoreo de la humedad del suelo y sistemas de riego eficientes, es un paso indispensable.
Finalmente, la tecnología de cultivares representa una estrategia a largo plazo que minimiza los riesgos climáticos. La elección de cultivares más tolerantes al calor y a los períodos de sequía es una medida preventiva esencial.
Por lo tanto, el verano de 2026 pondrá a prueba la resiliencia de la agroindustria brasileña. La gestión eficiente de los riesgos asociados al calor extremo será el factor determinante para garantizar la productividad y la sostenibilidad de las cosechas.
Fuente: abbin.org




