Honduras: Dicen adiós voluntarias taiwanesas del Proyecto de Producción de Semilla de Papa

Antes de marcharse se despidieron de las amistades que dejaron en estas tierras; en las maletas iban los recuerdos materiales, en la sonrisa la alegría de compartir y en sus mentes la ilusión de regresar algún día.

Ambas destacaron con personalidades distintas, Sonia es fanática de la guitarra acústica, le fascinó la comida tradicional hondureña y se llevó impregnado el “calor” de los hondureños.

“Podría comer baleadas todos los días, o sopa de res o gallina india si fuese posible”, contó a este rotativo la noche que la embajadora de Taiwán, Ingrid Hsing, organizó una despedida para agradecerles el empeño mostrado en el campo de trabajo.

BUENOS ANFITRIONES

Irónicamente, las dos voluntarias sintieron la calidez de los catrachos en La Esperanza, el poblado más frío del país, pero donde la gente aún conserva esa tradición que convierte a los hondureños en buenos anfitriones.

A Helen le fascinó el paisaje que observaba a primeras horas del día, los bosques de pino joven, las frutas exóticas y la niebla de la zona también, se quedaron en la retina de sus ojos rasgados.

Durante toda la estadía, estuvieron apoyando las labores agrícolas de laboratorio, Sonia Tai, es fitopatóloga y microbióloga egresada de la Universidad Nacional de Taiwán.

Llegó a fraternizar con los pobladores, a su guitarra no le cabían más firmas de las decenas de amigos que dejó en las heladas tierras del occidente hondureño.

De la mano de Iris Lin, la especialista del Proyecto de Reproducción de Semilla de Papa Sana, en la Estación Santa Catarina, Intibucá, Sonia contribuyó en el área de la fitopatología.

Apoyó en labores de estudio y organización de los datos e imágenes de enfermedades comunes originarias de Honduras.

Colaboró con los técnicos hondureños sobre cómo identificar los síntomas en campo y trabajó con los técnicos del proyecto, en la separación e inoculación del patógeno vegetal de bacterias y hongos con técnicas tradicionales.

Implementó la técnica tradicional sobre cómo inocular virus y virosis de plantas e identificar los síntomas. Para el manejo, se proporcionó los métodos para recopilar muestras en el campo y la forma correcta de registrarlo.

INTERCAMBIO DE CONOCIMIENTO

Helen Lin también egresó de la misma universidad, ha estado como voluntaria en Costa Rica e Indonesia, no obstante, hoy atesora en las calles de Taipéi, el cariño que recibió en un año de estadía en Honduras.

Estuvo a cargo del Laboratorio de Cultivo de Tejidos Vegetales y apoyó en el establecimiento del formulario para el registro de multiplicación y fortalecimiento del protocolo para un mayor entendimiento del trabajo y de la información de plantas in vitro.

El conocimiento que trasladó, ahora permitirá a los peritos hondureños a optimizar las prácticas de manejo. En la parte de mejoramiento de tecnología, Helen ayudó a los técnicos en la búsqueda de informaciones tecnológicas, por ejemplo, en la renovación del tejido.

También dejó una lista de recomendaciones que resultan provechosas en el procesamiento de configuración de medio y cambio de luz en cuartos de cultivo, con el objetivo de que el equipo sea más capacitado, disminuir la contaminación de las plantas in vitro, y producir plantas con mejor calidad.