España: Estamos ante el peor momento de la patata, por lo que urge vender o regalarlas

El peor momento del año para la patata llegó de la mano de las prisas por vender, ahora que la normativa comunitaria dificulta el almacenamiento y cuando el avance del mes de octubre recuerda a los agricultores lo poco recomendable que es para la patata que siga en la tierra con los hielos de noviembre.

Si hasta este momento los productores -fundamentalmente los de Salamanca porque es donde queda más patata en la tierra- hacían caso a sus compradores (los almacenistas), ahora ya arrancan sin esperar a que éstos tengan las ventas aseguradas. Lo que era una cosecha “a la carta” se ha convertido en un “sálvese quien pueda”, lo que ha colapsado el mercado y caído los precios hasta los niveles más bajos del año. Si hasta hace un par de semanas vender las patatas por 0,09 euros el kilo era una tragedia, ahora los productores las llegan a dar a cambio de 0,06 e incluso de 0,04 en el caso de variedades como la “fábula”, que se han quedado fuera de su temporada de mercado y arrinconadas por otras variedades mejor consideradas. Pero es que la “agria”, la más versátil, inunda el mercado y eso hace que su precio haya bajado hasta los alrededor de 12 céntimos el kilo y que las más buscadas, que son las “rojas” porque Portugal sigue demandándolas, no alcancen ni los 19 salvo excepciones cuando durante todo el verano ha sido raro que bajaran de 22.

Otros años cuando la situación era tan crítica, los agricultores almacenaban la patata pero desde ayer está prohibido el uso de productos que contengan la materia activa Clorprofram, y la alternativa que les queda a los agricultores es utilizar como antigerminativo otros más caros o la menta, que requiere lugares ventilados, algo que está al alcance de una parte mínima de los agricultores. Total, que muchos de los que otros años guardaban la patata en las naves saben que este año el camino no es tan claro y deben elegir entre: invertir más en conservarla; arriesgarse con la menta; sacarlas a la venta en un periodo más corto de tiempo del habitual (a los dos meses); o venderlas desde la tierra, que es por lo que opta la mayoría.

A estas dificultades tampoco ha ayudado el confinamiento de Madrid porque ha ralentizado las ventas de patatas que van a ese mercado desde Salamanca. Los clientes habituales han cogido miedo y compran al día, por temor a quedarse con el producto sin vender.

El malestar en el campo ahora entre los agricultores es grande por esta situación, aunque hay quien mantiene que al menos este año tienen salida las patatas, no como otros en los que ni regaladas las querían. UPA ha considerado “incomprensible” que se estén pagando estos precios y que “se aproveche la crisis de la COVID-19 por parte de operadores sin almacén que compran y venden patatas desde el coche y con el móvil, para hundir miserablemente el mercado”. Los agricultores denuncian que mientras que a ellos les pagan “miserias”, como 0,04-0,06 euros el kilo, en los comercios es difícil encontrar el kilo de patatas por debajo de 0,80.