Argentina (INTA Mendoza): Desarrollan dos variedades de papas andinas adaptadas al suelo mendocino
El investigador Carlos Marfil, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria trabaja, con productores de Tupungato, en un programa de mejoramiento de este cultivo.

En 2022, el INTA empezó a desarrollar un programa de mejoramiento de papas andinas y está cerca de poder inscribir dos variedades adaptadas a Mendoza. El camino, recorrido en conjunto con productores mendocinos, comienza cuando el biólogo molecular Carlos Marfil, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria Mendoza, tomó contacto con una productora ancestral salteña, mientras él trabajaba para recuperar papas salvajes.
- El programa de mejoramiento de papas andinas implica desarrollar nuestras variedades y seleccionar aquellas que mejor se adapten al cultivo en suelo mendocino. Hay una particularidad con las papas andinas y es que son bastante desconocidas por las familias mendocinas y de Cuyo, porque nunca se han cultivado en esta región, ya que están adaptadas a formar el tubérculo en otras latitudes.
Las papas andinas provienen de plantas salvajes y fueron creadas a partir de un proceso de domesticación qué se dio hace miles de años en todos los continentes y, en América, con la papa en el lago Titicaca y con el maíz en México. Los cultivos que vemos en la verdulería no existían hasta que los inventó el hombre.
Pero están adaptadas a tuberizar (dar tubérculo) en días cortos, que es propio de esa latitud, donde no tienen la estacionalidad que tenemos nosotros. Allá, casi todo el año hay doce horas de luz, a diferencia de acá, que, en verano, que es cuando se cultiva la papa, los días son largos.
El programa implica seleccionar variedades que sean productivas en estas latitudes. Teniendo eso, que es la condición “sine qua non”, hacemos foco en otros atributos, como las propiedades nutricionales y nutracéuticas, que son los compuestos que son benéficos para la salud.
- Y hay muchas variedades en Perú como para elegir…
- Tienen cerca de 4 mil variedades. Es inconmensurable. Nosotros estamos haciendo nuestras variedades a través de cruzamientos. Se elige una planta madre y una planta padre, y se cruzan las flores. Estamos trabajando con variedades del noroeste argentino, que abarcan la zona de domesticación histórica.
Las papas andinas migraron desde el lago Titicaca al norte, hasta Venezuela, y al sur, hasta Salta y Jujuy. Como producen menos que la papa común, moderna, nunca se expandió el cultivo, porque el mercado está dominado por los rindes. Y los atributos de calidad y culinarios quedaron siempre rezagados con respecto a la cantidad.
- ¿Las papas andinas empezaron a ser conocidas por el uso en restaurantes?
- El auge que ha tenido el sector gastronómico y el hecho de que sean formadores de opinión y que tengan visibilidad es una herramienta de difusión que han puesto al servicio de la comunidad. No sólo para que se consuman en sus lugares, sino también para rescatar cultivos que merecen ser rescatados. Difundir ese conocimiento y que, si la familia va a la verdulería y la ve, pueda poner en la balanza si vale la pena gastar unos pesos más por un producto más nutritivo y más rico.
- ¿Qué beneficios tiene para la salud el consumo de papas andinas?
- Son papas que tienen colorantes, polifenoles y antocianos. Estamos acostumbrados a nombrar estas moléculas en el sector vitivinícola. Y esos atributos beneficiosos para el sistema circulatorio, antioxidantes, los tienen estas papas de colores.
Lo primero, como decía, es que las variedades que desarrollemos tienen que formar tubérculo y alcanzar buenos rindes en la provincia. Pero también estamos buscando tener papas de colores que presenten estos compuestos benéficos para la salud. Y otro atributo que estamos sumando es empezar a evaluar aptitudes para industrializar, porque no cualquier papa sirve para la industria. Hay ciertos parámetros que deben tener. Y estamos sumando estos análisis con la idea de lograr lo que en otros países se hace: comercializar chips de papas de colores.
- ¿En qué zonas de Mendoza se da bien el cultivo?
- Desde el INTA hemos hecho ensayos en Uspallata, en La Carrera (Tupungato) y en Drummond (Luján) y en las tres localidades funciona y forman tubérculos con buenos rendimientos. Ahora tenemos que sostener la producción en el mediano plazo y continuar con estos ensayos para tener más confiabilidad, y poder caracterizar la variedad en diferentes entornos a través de los años. Esto lo podemos hacer gracias a la asociación con productores que siembran nuestras variedades en sus fincas.
- ¿Cuántas variedades han desarrollado hasta ahora?
- El plan de mejoramiento tiene decenas de variedades. Por el momento hemos preseleccionado dos y la intención es inscribirlas en el Registro Nacional de Cultivares, para darles una identidad. Además, es una herramienta para difundir su cultivo. Que los productores sepan que existen, se animen a adquirirlas y sembrarlas.
- ¿Cómo surgió el programa?
- Yo estaba desarrollando otro, de conservación in situ de papas silvestres -los ancestros de papas andinas, previas a la domesticación-, que son recursos genéticos muy valiosos para mejorar la papa cultivada. Están a lo largo de toda la cordillera de los Andes, pero no son alimentos. Crecen naturalmente y yo conducía esta iniciativa, en la Facultad de Ciencias Agrarias, de conservación in situ de estas especies en áreas naturales.
Iniciamos nuestro trabajo con la papa argentina del desierto, que crece en Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca, y tenemos una reserva genética en la reserva natural Villavicencio. La investigación trascendió a nivel nacional y nos fuimos a seguir en el parque nacional Los Cardones (en Salta), cerca de la zona de domesticación de papas andinas.
Es una zona de muchas riquezas de los ancestros, las papas silvestres. Si en Mendoza tenemos una sola especie, en el noroeste hay decenas. Es un sitio prioritario para establecer una reserva genética de papas silvestres. Empezamos a trabajar en un proyecto y eso nos condujo a vincularnos con la gente del lugar y tener un aprendizaje mutuo.
Así conocimos a Elba Colque, una pobladora del parque nacional Los Cardones y cultivadora ancestral de papas andinas, por generaciones. Conocer su historia y su huerta me inspiró a trabajar con este cultivo. El objetivo es rescatar esas variedades ancestrales, que los productores han mantenido por siglos, y ampliar las regiones de cultivo en Argentina.
Fuente: losandes.com.ar