Innovaciones: Papatrónica, la innovación tecnológica que busca frenar las pérdidas en el campo
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), hasta un 35 % de las frutas y hortalizas que se producen a nivel global se pierden antes de llegar a la mesa.

Y aunque muchas veces se atribuye esa pérdida al consumo doméstico, la realidad es que buena parte del desperdicio ocurre mucho antes: durante la cosecha, el transporte, la clasificación y el almacenamiento. En ese trayecto silencioso, cada golpe que recibe un producto puede marcar su destino como descarte.
Luciano Velázquez, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata, conoce bien el problema. Desde la unidad integrada que comparten la UNMDP y el INTA en Balcarce, lideró un desarrollo inédito: un dispositivo electrónico de código abierto que permite saber dónde, cuándo y cómo se golpea la papa durante el proceso productivo. El invento, llamado Papatrónica, nació con una intención clara: medir para reducir.
“Pensamos una herramienta que nos permita identificar en qué momento de la cosecha o poscosecha se daña la papa. Porque una papa golpeada, aunque parezca sana, se pudre más rápido. Y esa pudrición puede arruinar no solo esa papa, sino muchas más en su entorno”, explicó Velázquez.
Un dispositivo disfrazado de papa realLa Papatrónica tiene la forma, el tamaño y el peso promedio de una papa real, específicamente de la variedad Innovator, utilizada por la industria para la elaboración de chips y papas fritas. Pero no se come. Su carcasa fue impresa en 3D y pintada de un naranja fluorescente para que sea fácilmente visible entre los tubérculos reales.
“Muchos productores no usaban dispositivos de medición porque se perdían en el campo. Por eso decidimos darle un color llamativo. Además, tiene un sistema de rastreo que permite localizarla si llega a extraviarse”, detalló el investigador.
En su interior, la Papatrónica alberga sensores que registran impactos en tiempo real. A través de una aplicación para celulares desarrollada junto a la empresa Eric’s, los datos se envían de forma inalámbrica al dispositivo del operador. De este modo, se puede saber exactamente cuántos golpes recibió la papa testigo, en qué sectores de la cosechadora, la cinta transportadora o el camión ocurrieron, y con qué intensidad.
Velázquez explicó que el proceso de recolección industrial puede implicar caídas de hasta dos metros desde la cosechadora al camión. “Nosotros medimos la intensidad de los impactos en fuerzas G. Un golpe leve ronda los 50 G, que es la misma magnitud que soportó un corredor de Fórmula 1 al chocar en Las Vegas. Y eso, en una papa, puede ser letal”.
La consecuencia inmediata es una lesión interna que, aunque no se vea, activa procesos de descomposición. Una papa lastimada es una puerta abierta a bacterias y hongos. En cámaras de almacenamiento donde se acumulan hasta 2.000 toneladas, una infección puede causar la pérdida de la mitad del lote. “Estamos hablando de alimentos que podrían alimentar a miles de personas y se pudren por una caída que podríamos haber evitado”, insistió Velázquez.
Ciencia abierta y cooperación regionalEl desarrollo fue posible gracias a un trabajo conjunto entre la Facultad de Ciencias Agrarias, el INTA Balcarce, el Centro Universitario de Innovación Ciudadana (CUIC) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNICEN, investigadores del CONICET y la empresa de software Eric’s. En una segunda etapa, se sumó Procemac, una industria local de Balcarce, que impulsó la versión comercial del dispositivo.
“El primer prototipo fue de código abierto y sigue disponible para quien quiera adaptarlo. Creemos en la filosofía del software y hardware libre, porque lo importante es que esta herramienta se use, se mejore y se replique”, señaló Velázquez.
Actualmente, el dispositivo se comercializa a través de un convenio entre la UNMDP y Procemac. Empresas como McCain y Lam Weston ya lo usan en sus lotes de producción. Aunque no se difundió el número exacto de unidades vendidas, los mapas muestran que su uso se extendió por toda la región sudeste de la provincia de Buenos Aires, principal zona productora de papa del país.
Menos pérdidas, más sustentabilidadLa Papatrónica no solo ayuda a conservar la calidad del producto y aumentar la eficiencia productiva, también representa un paso concreto hacia la sustentabilidad alimentaria. Según el investigador, en muchos casos las industrias han logrado reducir hasta un 50 % los daños mecánicos en la papa gracias al uso del dispositivo.
Además de su impacto económico, la innovación aporta a la reducción del desperdicio alimentario, un objetivo clave para garantizar la seguridad alimentaria global. “No se trata solo de ahorrar plata. Se trata de no tirar comida que costó producir, que requirió tierra, agua, trabajo. Eso tiene un valor ambiental y social enorme”, subrayó Velázquez.
¿Cuánto cuesta una Papatrónica?La pregunta que muchos productores hacen tiene respuesta relativa. Aunque el precio exacto varía, se estima que ronda los 1.500 dólares, según el tipo de componentes que se utilizan —la mayoría importados— y las funcionalidades integradas. Velázquez fue enfático: “El precio es insignificante si lo comparamos con el beneficio que genera. Una sola Papatrónica puede recorrer decenas de lotes y evitar pérdidas millonarias”.
La aplicación para celulares ya está disponible en Google Play bajo el nombre “Papatrónica”. El dispositivo puede adquirirse contactando directamente con Procemac, la empresa que lo fabrica y distribuye junto a la UNMDP.
El equipo de trabajo ya está pensando en adaptar la tecnología a otras producciones. “El principio es el mismo. Si logramos una ‘batatrónica’ o una ‘manzanatrónica’, podríamos llevar este sistema al Valle de Río Negro, al norte del país, o incluso exportarlo”, adelantó Velázquez.
El objetivo, aseguró, no es solo generar tecnología comercializable, sino también sostener un modelo de desarrollo universitario que vincule la investigación con la producción y que aporte valor a las comunidades locales.
“La investigación no es un gasto, es una inversión. Este es un ejemplo claro: la Papatrónica no solo genera ingresos para la universidad y la facultad, sino que soluciona un problema real. Y además, es solo la primera de muchas innovaciones que vamos a seguir desarrollando”.
Fuente: portaluniversidad.org.ar